A dónde me habrían llevado los
trenes que perdí,
qué ciudad sugerente
hubiera conocido
de haber elegido otro anden.
Cruces y cruces de vías
como en las estaciones de Murakami.
Los ratones de Cortazar
que huyen despavoridos por la via
gris aun sin cerrar.
El último tren de Garcia Pavón
que a los cincuenta anuncia
su llegada próxima,
los trenes en vía muerta al sur del sur de Sepúlveda,
y la opción de montarse
last minute, de madrugada
y despertar a mil millas de aquí
como en la canción de Lewis y Leigh
4.19 am
¿Vale la pena pensar a todo lo que hubiese ocurrido de elegir otro camino? ...yo creo que no. Por lo general, pensamos que aquello que no elegimos hubiese sido mejor, la aventura más divertida, la experiencia más alucinante, la carrera más ventajosa... nadie -o casi nadie-, imagina una elección infeliz... que esa aventura que no se eligió hubiese sido la más terrificante, o que esa experiencia te hubiese traumatizado para el resto de tu vida, o que esa carrera te hubiese arruinado... y todo esto es porque lo que no se probó siempre tiene esa aura de perfección. Como dice Sabina: "♫...no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió...♫"
ResponderEliminarBesos.
Me encanta esa frase de Sabina. Pero imaginar equivocarse de tren, da lugar a mil cuentos en paises lejanos.
ResponderEliminarBeeeeeesos
No suelo pensar en cómo hubiese sido mi vida de tomar un camino diferente. En su momento tomé aquella decisión por X motivos y ahora de nada sirve lamentarse.
ResponderEliminarOtra cosa es negar que probablemente tomaría otras decisiones... y puedo ser muchas cosas, pero cínica no (y mentirosa tampoco)
Quizá ahora mi vida sería otra...
Quizá yo también...
Y creo que, a pesar de todo, nada resultó ser tan malo.
Besos.