No tengo paciencia para ver series,
(casi ni para ver películas)
muchas veces son como las carreras universitarias
llenas de asignaturas y capítulos de relleno
que nada aportan
sino dar peso a lo liviano y prescindible.
Sin embargo, en los dos últimos fines de semana
he ido a serie por finde
y he sucumbido a un par que me han enganchado;
pero claro es que estamos hablando
de dos actuaciones protagonistas excelentes
y una fotografía excepcional en cada una de ellas.
No soy muy de Candela Peña
siempre la veo triste y cabreada
en los personajes que le endiñan
En Hierro ese cabreo que parece que le va de sí
lo convierte en un personaje lleno de profundidad
y que esconde todavía tantas cosas
que les va a dar para un par de temporadas más por lo menos.
Ahora mismo con drones y vistas aereas
las series se convierten en docus del national geographic
precioso Hierro, dan ganas de ir
que es lo que pretenden, claro.
Tambien me gusto Grandinetti a quien no recordaba.
El resto de personajes
no destacan, ni estropean.
Con Sorrentino no soy objetivo
me gusta todo. Vuelvo a ver sus pelis
porque siempre encuntro cosas nuevas.
Junto a Almodovar
es el director que si sale un papel
de un centimetro en el suelo
estoy seguro de que lo ha puesto
y no que se le ha caido a alguien.
Tras una sesión de maraton sorrentiniana de Filmin
cai en las garras del New Pope
a la que me estaba resistiendo hasta el verano
(para no verla a saltos),
pero no he podido resistir.
Malcovich, para mí, es grandísimo sin paliativos
no conocía a Silvio Orlando que también lo borda.
Para hablar de Sorrentino verso a verso necesito ocho posts.
Cada segundo
es una fotografia con mil detalles,
cada personaje
un libro por leer,
la estética pura, la vida por contar.
Una policaca
otra de historia-ficción vaticana
las dos me han gustado pese a comerlas de torzón.
Pues nada si las habeis visto ya me direis
que os han parecido.