Se subió a su sombra
y se miró de lejos.
Descubrió con una vergüenza
soterrada y fria
que estaba desnudo,
y se cobijó en lo oscuro,
se quedó allí quieto,
largo tiempo,
solo y aletargado.
con una vocación insolente
de ser sobrante,
y superfluo.
Se recitó esos versos de Benedetti
que empiezan por
“Tengo una soledad tan concurrida
tan llena de nostalgias…”
Y la soledad se le hizo tan tangible
como las caderas de ella
cuando se columpiaban
al ritmo de las olas
sobre su cuerpo
Cerró los ojos buscó
el silencio
quiso meter la cabeza bajo el agua
lloro despacio
naufragó mar adentro.
y como Alfonsina
se hizo canción triste para siempre.
en el recuerdo.
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