viernes, 5 de noviembre de 2021

Aquellos días borrachos de tu presencia

Te debo mis sueños de adolescencia

también el argumento para algún pecado 

                           que no debiera confesar;

te debo mis primeros versos

tus silencios entendidos

             como mis primeras derrotas

¿o quizás fuera al reves?


Te debo cuestionarme el tiempo

bajo la luna blanca cuando nos empezamos a besar,

te debo caricias en lo oscuro

cartas de invierno

y el miedo a crecer.  


Te debo conversaciones largas llenas de alientos contenidos

y ese hueco en el estómago

cada vez que te intuía  otra vez.

Preguntar por tus ausencias

repensar cada linea que te quería enviar

verte sin verte

estar a tu lado sin estar.


Y luego vinimos de regreso

de algún lugar futuro

plegando el tiempo al reves

Y luego nada, 

o todo

en ese insensato encanto de una tensión aplazada

del polvo que atenua los otoños

de la asignatura pendiente que renuncias a aprobar.

 

Y te convertiste en sueño

y me converti en tus días borrachos de mi presencia (como cantaba Munarriz)

¿o quizás fuera al reves?

Y en esos años en los que la duda se come a lo incierto

y  el vertigo atruena lo seguro

fuimos tentación que da argumento al tedio

en ese extraño placer de andar por el alfeizar del piso dieciseis.

1 comentario:

  1. De filosofía barata, nada.
    Me gustan estos textos que dices en voz alta.
    Un abrazo.

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