Hago el intento de construir
mañanas distintas. Paso el puente al amanecer
con un aire precedente,
todavía agradable;
sopla fresco con tonos de otoño anticipado,
y es que en esta ciudad todo se anticipa
o se retrasa, pero rara vez llega a su tiempo.
Por la tarde,
vuelvo a usar el transporte público
que es una caja de historias privadas
de las que me he visto ajeno tanto años.
La madre que habla a hurtadillas con un extraño
al que le dice te quiero,
la adolescente
que le cuenta a su mejor amiga
que el chaval que la pretende
ha bajado la cabeza al verla;
la universitaria de cara fea y piernas de vertigo
que me sonrie avergonzada.
Y a la noche regreso a casa caminando
por medio de barrios con mil voces
y colores
en una ciudad que me parece tan distinta siendo
la misma
y es que a lo mejor
he estado fuera demasiado tiempo
sin haberme movido del sitio.
Yo también paso ahora un puente al amanecer para ir a trabajar y me encanta. Todavía está oscuro y me encanta ver a través de las ventanas. Mi mejor yo me dice que es por la decoración, que necesito ideas para mi nueva casa. Mi yo realista me dice que tengo una vena cotilla pelín rebelde.
ResponderEliminarTu última frase es perfecta: darse cuenta de que no se ha estado, aun estando.
Besicos :)
Así es, las ciudades se las vive cada uno a su hora. De vez e cuando cambiar horarios las hace ciudades nuevas.
ResponderEliminarBss
experiencias
ResponderEliminarsaludos
Nuevas
Eliminar"en esta ciudad todo se anticipa
ResponderEliminaro se retrasa, pero rara vez llega a su tiempo"
Me ha gustado esa frase. Cuántas veces pasa eso, ¿eh? En las ciudades y en la vida.
Yo es como casi siempre llego tarde
ResponderEliminarsuelo pillar la vida empezada
y suelo perderme las euforias iniciales
tanto buenas como las malas
Bss
Me encantan estos pensamientos en voz alta... qué buena entrada chico!
ResponderEliminarBesos.