Hay quien envidia
de los ricos su paz y su diversión,
su envoltorio de celofan
y su colonia cara;
parece como si les molestara
sus sonrisas
y que puedan derrochar
a manos llenas, sus herencias y sus legados.
Entiendo el odio de quienes
no tienen garantizado
ni el coscurro de mañana
y ven como otros
se hacen canutillos
para esnifar coca con billetes de cincuenta.
Eso es cierto,
pero odio también a esa clase de 2500 al mes
que en lugar de ver su suerte
y mirar hacia abajo,
rumia y desprecia
crítica y mancilla envidiando a los demás
y son tan ruines de no salir un jueves de julio
a cenar con su pareja
tranquilos por la ciudad
Ni a preparar una excursión en familia
a los Pirineos por sorpresa;
ni a gastar treinta euros en un regalo,
ni en pagar un dia porque me da la gana toda la cena de mis amigos
ni en comprar a su hija ese vestido que le gusta.
Admiro a quien saca partido y disfruta
de lo que tiene, aunque sea poco.
Los ruines
se merecen ser pobres
para empezar a apreciar.
Vivir al día y disfrutar que tal vez mañana...no se pueda. Son días malos para mucha gente pero han de venir peores porque a estos aprendices que están en el gobierno sólo les importan los aplausos.
ResponderEliminarMe conformo con bien poco (y deseo tantas cosas)...
ResponderEliminar😊 Besos.
Los roñosos me superan.
ResponderEliminarY puedo dar fe que los que más(dinero) tienen nunca son los más felices.
Yo envidio tener tiempo, aunque cada vez, cada semana lo envidio menos porque tengo más. Supongo que en un futuro lo valioso será tener tiempo, respirar aire limpio y beber agua fresca.
ResponderEliminarNo envidio riquezas, lo que envidiaría sería juventud y vida por siempre, si alguien descifrara el secreto para tenerlas. Por lo demás, las dos cosas que envidio que sí existen son a los dotados con magnífica genética en todo, y a los que supieron tomar decisiones correctas en su mayoría desde muy jóvenes.
ResponderEliminar