Mis silencios se componen, de trozos de tu presencia
de recuerdos olvidados en mis libros de poemas
de conversaciones tibias a mitad de adolescencia
de aquella manía tuya de escribir sobre la arena.
Recuerdo al alba de julio, tras una noche de fiesta
apoyados en las barcas escuchando la cadencia
de las olas que borraban tu palabra y mi vergüenza
como perfilé tus labios, como acaricié tus piernas
Ya no eran juegos de niños ni primeras discotecas
ni esos versos que escribias en la tarde larga y lenta
de invierno, entre los cristales con vaho en las bibliotecas.
Jugamos a ser mayores sin que ninguno presienta
que aquellos dias felices llenan hoy tardadas huecas
con los futuros recuerdos que hicimos sin darnos cuenta
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