Descubría mientras leía a Pessoa
la diferencia entre pseudónimo, heterónimo
y verdad.
Y ya que nada existe
pongámosle a nuestro ego mil caras
nombres diferentes
que reflejen sombras y reflejos
para solo intuir y entrever
nuestra identidad verdadera.
Y ya que no somos nadie,
por mucho que lo pretendamos,
seamos muchas personas
a un tiempo
aunque solo sea
en el mundo de la literatura virtual.
escrita y traducida por Octavio paz
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