Me gustan mis calles, mis vecinos
las sombras que se acurrucan de madrugada
en los bares de siempre;
me gusta saludar a los propietarios
de tiendas y colmados,
charrar con los clientes
saber que salga por donde salga
veré a alguien conocido
con el que echar la chapa.
Y es que no creo en patrias ni banderas
en himnos ni soflamas
prometiendo mesias y utopías,
mentiras y esperanzas.
Solo creo
en la gente normal
que comparte conmigo
dia a dia
cada mañna,
El problema viene cuando son los de tu barrio los que si creen en caceroladas y soflamas, llenan las terrazas de banderas y te preguntan para que te signifiques cada mañana.
ResponderEliminarPues sí querida
ResponderEliminarcomo siempre nos damos todos
demasiada importancia.
Creemos que nuestro pueblo es una patria,
creemos que nuestro blog
es un poema,
y la ironía de los demás
la herida que nos mata.
Cuando realmente no somos nada
ni un pueblo, ni un poema
y lo que escribimos
negro sobre blanco
en este juego de blogs en voz alta
no son sino
desahogos malsonantes de madrugada