Las noches urbanas,
de verano,
en general,
son muy japutas.
Nos sacan en pelotas
al balcón.
Nos muestran sin ropajes
ante un espejo
que refleja lo peor y lo mejor
de nosotros mismos.
Por la noche, como en la orilla del mar,
es más facil soñar
que decía Manolo Tena
pero también
es más facil
que nos despierten.
Andan los fantasmas
y las sombras
por las calles gusaneras
y te asaltan como ladrones
rebuscando en los bolsillos
sin cerrar
tu pasado inmienente.
Ya te digo,
es que
las noches urbanas,
de verano,
en general,
son muy japutas.
Anoche tuve una de esas.
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