Aquilino Martín,
de profesión bancario y compositor de versos,
vio venir el otoño de lejos,
sabia que este año acunaría lluvias,
como flores la primavera,
y decidió hacerse un colchón de ocredades
y neblinas
para apremiar agostos
y meter prisa a los enveros.
Salió de casa engolado y a destiempo
con su paraguas de peces,
y su viejo chubasquero
y antes de ir al banco se pasó
como de habitual
por su bar preferido a tomar su bitter kas
y sus boquerones frescos.
Allí se encaró con un cretino
que argüía toscamente que Chirbes era un dios
y Carrasco un poeta del pueblo,
Aquilino les retó a duelo
recitando versos de León Felipe
como ese que dice que “todo el mundo está cuerdo,
terrible,
monstruosamente cuerdo...”
se cago en la puta madre de la oveja de carrasco
y se disponía a quemar En la orilla
cuando un urbano
de los de gorro en orinal
le detuvo a tiempo.
“Caballero, si Babelia dice que son buenos,
es que serán buenos”
¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!
¡Qué lástima,
que yo no tenga comarca, patria chica, tierra provinciana!
Y cuando iba a empezar con lo del abuelo
que nunca ganó batallas,
el guardia le aplicó
una norma preconstitucional en las costillas
que le dolió como un ripio en estrambote
a verso suelto.
Y como cada mañana
al comienzo de cada nueva estación
entró en su oficina bancaria sonriendo
se ajustó la soga al cuello, el saco al cuerpo
y se engominó el pelo
sentándose en su silla de cuero negro.
y todo el resto del dia
se lo pegó
en silencio
concediendo prestamos hipotecarios al siete por ciento.
se lo pegó
en silencio
concediendo prestamos hipotecarios al siete por ciento.
Me ha gustado y no se por qué me ha venido a la memoria una canción que se titula "la construcción" (yo la tengo cantada por Nacha Guevara, pero creo que es de Chico Buarque y Viglietti)
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