No soy capaz del olvido
pero sí de la indiferencia.
Romper los relatos que yeren
las tiranías que atan
las mentiras que vinculan
los secretos que condicionan.
La libertad es pareja viciosa de la indiferencia.
El rencor es la identidad de los debiles,
los fuertes tienden a trivializar la injuria.
Amen
Tienes un gran poder. Haz buen uso de él.
ResponderEliminarBesos.
No soy nada de rencoroso. Olvidar no puedo pq se me quedó el defecto de opositor frustrado de recordarlo todo. Y es una pena pq cuando la gente recrea algo en lo que estuve pienso por dentro: eso que cuents no fue así. Pero no digo nada, todos tenemos el derecho a reinventarnos nuestra vida mientras no jodamos a los demas.
EliminarRecordar todo es también un poco tortura. Menos tortura gracias a la indiferencia, pero tortura al fin y al cabo. Creo yo, vamos.
ResponderEliminarMuchas veces sí. Y a veces penoso porque recuerdas lo tontos que eran algunos que ahora se permiten dar lecciones.
EliminarUffffffffff... como me veo reflejada en estas letras tuyas; y lo que continúas diciendo en el comentario de respuesta... la indiferencia se me da muy bien, malditamente bien, pero no olvido, nada... a veces, tengo que admitir, lamentablemente no olvido, porque como dice Speedygirl, a veces es una tortura.
ResponderEliminarUn beso, Chico.
El castigo de indiferencia molesta a quienes pretenden ser importantes, el de olvido, mas.
Eliminarbss
La indiferencia duele más que el olvido, hasta que llega, claro.
ResponderEliminarDespués ya da igual.
Besos.
raro deseo ese de que nos recuerden aunque sea para mal.
ResponderEliminarBss