domingo, 26 de diciembre de 2021

Marxista hasta la médula.

Siempre muy marxista (de los de Groucho claro) 

porque las cosas hay que verlas 

con el extraño sarcasmo de tomarse todo en serio 

y a la vez casi todo en broma.


No es cosa de estar de vuelta

sin haber llegado a ninguna parte,

ni de despreciar con burla aquello que los demás estiman,

sino de saber que no hay mayor tonto

que el que se da importancia.

 

Qué sospechosos son los que no se rien

qué sabios los que saben darle a las cosas

la importancia precisa,

ni más ni menos.

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