En nuestro sur no hay nada
sino personas que se van yendo
con sus recuerdos a otra parte
y queda el campo yermo,
la sabina que adolece de parsimonia y calma
y el barbecho sin replante ni tiempo.
Un Teruel recordado desde Valencia y Madrid
y un maestro joven que se pregunta en las tardadas de abril
que hace repitiendo aquello “que recién aprendí”.
que de Teruel fueron mis cuatro abuelos
(y mi suegro.)
y miraran en mapas sepias, buscando
los nombres vacíos de sus pueblos.
Recordaré viejas historias
de la presa del Hocino, del molino de la Cueva
donde se bañó un hermano de mi abuelo
y se le heló la sangre una primavera.
Y mi abuela que nació en una casilla
rodeada de piedras y culebras
donde su padre buscaba la nada
en las graveras,
para suturar caminos
de ida sin vuelta.
Y es que la vida no tiene
parada
como el autobús de Cortes a Escucha
que solo para a mitad de camino
si se le llama
Una tarde lluviosa de noviembre veré fotos añejas
llenas de rostros desconocidos
pero curiosamente todos
tendrán mis apellidos.
Un día les diré a mis nietos
que de Teruel fueron mis cuatro abuelos
y miraran en mapas sepias, buscando
los nombres vacíos de sus pueblos.
Igual como dice el cantautor
de Teruel no es cualquiera
y yo renuncie ante un notario
a todo lo que no me mereciera.
De Teruel es mi madre y yo vengo de allí (de las vacaciones y de la vida real) 😉 Besos.
ResponderEliminarOhhhhhhhh que agradable sorpresa que sea de por allí tu madre.
EliminarMis ancestros como se desprende del texto provienen de cuencas mineras, pero yo la verdad he ido poco.
Bss