Me pesan los parpados
en un sueño terrible
de media tarde,
de regreso a casa,
en el coche
suena el choro
de paulinho da viola.
Miro las caras de viernes
de los coches de al lado
y veo
una tras otra
vidas que se escapan
invitandome a imaginarlas
y a escribir un cuento de cada una.
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