jueves, 22 de marzo de 2018

Ojala Febrero fuera bisiesto.

Aprovecho que estoy logueado
y desblogueado
para escribir tres versos,
contaros mi vida
y entretener el tiempo.

Llovia en Sevilla
con intensidad desmedida
y la belleza de lo incierto.
Llovia en el Parque de Maria Luisa
y en Los Alcazares,
llovía en La macarena y en Triana
llovia en El arenal y en la Plaza nueva.
Llovia tanto que todo era lento.

Me he leido dos Murakamis de tirón
y ya voy por el tercero
novelas, historias cortas y cuentos
con personajes que conviven con sus fantasmas
con sus luchas internas
con la extrañeza que nos provocan los otros
cuando los ves desde lejos.

Todos los febreros debieran ser bisiesto
y aplazar los marzos sin primaveras
un tiempo.
En mi trabajo los febreros se ponen tensos
y desbordan como los rios en los deshielos.
Siempre digo que tengo que bajar la intensidad
no tomarme las cosas tan en serio,
pero por más que me lo repito
ya no me creo.

Me dan noticias de enfermedades inesperadas
de amigos, que se van sin saberlo.
Convives con la discapacidad de otros
que hacen triviales tus desvelos.
Y sin querer te descubres
haciendo el ridiculo sin pretenderlo
como en esos sueños
en los que te ves desnudo
en la plaza del pueblo.

Tengo que bajar de intensidad
te dices de nuevo.





 



2 comentarios:

  1. Marzo es mi mes preferido.
    Febrero el que menos me gusta.

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    Respuestas
    1. A mi también me gustan.
      Lo que no me gustan son los marzos
      como los de este año
      disfrazados de febrero.

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