jueves, 31 de agosto de 2017

Tiempo de estio, tiempo de trabajo.

Nos venden la vida a tragos
los tiempos con cancela
los versos con cesura
las estancias con tabiques
y el curro
separado del ocio por alambradas
de espino.

En los calendarios
se señalan dias en rojo
con la ansiedad que señalaba
mi abuela sus menstruaciones
para no quedar preñada
de desasosiego.

Dias habiles, dias inhabiles
dias feriados
quince minutos de bocadillo
y dos de odio
para increpar al Emmanuel Goldstein
de turno.

Tiempo para estudiar
tiempo para jugar
tiempo en horarios
con escaques blancos y negros
donde nos estabulan a los peones
como vacas pacientes.

Cuando se trabaja no se juega
cuando se tiene tiempo, no se piensa,
juega, disfruta, no pienses
que de ahí nacen las revoluciones
cuando en los días de vacaciones
                               (vacios de inercia)
das vuelta a si verdaderamente
algunas cosas del invierno
merecen la pena.

lunes, 21 de agosto de 2017

Nos han matado como a Lázaro Codesal.

"A Lázaro Codesal 
lo mató un moro a traición, 
lo mató mientras se la meneaba 
debajo de una higuera
(...)"
       
       Camilo José Cela
       Mazurca para dos muertos


Y aquí estamos nosotros unos y otros
solazándonos
en el pecadaillo de Onan
bajo una higuera,
mientras ellos,los malos,
que nos conocen,
aprovechan nuestros 
arrebatos de niñatos
en twitter
y nuestras discusiones
de galgos y podencos
para atacarnos por la retaguardia
y dejarnos el trasero
multicolor. Una vez más.

"(...) 
a Lázaro Codesal, 
yéndole de frente, 
no lo hubiera matado nadie,
ni un moro, ni un asturiano, 
ni un portugués, ni un leonés, ni nadie."

       Camilo José Cela
       Mazurca para dos muertos




jueves, 3 de agosto de 2017

Efectos secundarios de leer a Richard Ford

Hay efectos secundarios de leer a Richard Ford
como nunca decir
"con lo que hemos sido"
porque nunca hemos sido nada
Otras consecuencias son nefastas
como percibir
la fragilidad de la amistad y el amor por siempre
y que todo se resuma en que
nos damos mucha importancia.

Creer en la intrascedencia de lo cotidiano
porque cada cosa que nos pasa
es tan liviana como un gol
en domigo
y que la mejor manera de entender la vida
es saber
que nunca entenderemos nada.

Como dice Andreu
el poeta (y una tal shokry que creo que es inventada)
el futuro nos depara
una vida de alquiler a las afueras
con tardes solidas y abstractas
mientras se empeñan en revendernos casas
a cargo de jubilaciones hipotecadas.

Y por último el empeño de regalarles
a nuestros hijos
una felicidad de cucurucho de nata
que se va derritiendo
mientras descubren
nuestra insignificancia.