martes, 28 de febrero de 2017

Una nube en bisiesto

Hay una nube cansina y residual
sobre mi cabeza,
que deja caer chubascos
los dias 29 de cada bisiesto.
Se forman charcos
disimulados,
casi invisibles,
en donde chapotean viejas con sombrero
y adolescentes con minifalda.
Es una nube gris marengo
que hace llover corbatas
con nudo windsor
que según mi madre es el más elegante.

Reclama paraguas
botas de agua
y niños de plastilina
y a las treintañeras solteras
les mira las tetas.
Mi nube a veces nubla
otras hace sombra
pero casi nunca refresca;
Mi nube alisa la playa
cuando llueve en las noches de julio
y despereza de mañana
para saludar a los alondras
que compran churros, periódicos y desespero.
Le gusta suspender partidos
de alevines
amargar la salida de sabado
a los cadetes de gala
y enfangar las juras de bandera
y todo los cantos al sol.
Mi nube intuye las primaveras
y  las recibe con versos
hermosos
de poetas muertos
como ese de Machado que declama
"Aleluyas blancas de los zarzales floridos"
 un fanal de lluvia y sol el campo envuelto. 
Desperté. ¿Quién enturbia los mágicos cristales de mi sueño? 

Porque a mi nube 
lo que más le gustaria
es remojar a dos amantes en la boca de metro
besándose empapados
como en una peli de Adrian Lyne.
Hay una nube cansina y residual
sobre mi cabeza,
que deja caer chubascos
los dias 29 de cada bisiesto.


domingo, 19 de febrero de 2017

El momento en que dejo de ser yo.

La luz y la sombra
el movimiento y la quietud
la voz y el silencio.
A mi no me perpleja tanto la contradicción
como el momento en que se deja
de ser una cosa
para pasar a ser otra;
como yo y el suelo que piso
como yo y el aire que respiro
como yo y tu cuerpo
cuando nos amamos.

viernes, 10 de febrero de 2017

Abulafia y Eco

Abulafia genera poemas en aleatorio
el agoritmo de la belleza
lo vulnerable de la ciencia efímera
las mentiras en forma de teoremas,
la teología
que pone argumento
al sueño de la razón
hecho humo.

miércoles, 8 de febrero de 2017

HIstoria sin escribir de una noche de febrero.

Algunas noches de febrero
huelen a tierra mojada
frias
sedientas de invierno.
Las calles vacias
a media noche
se envuelven en luz naranja
y la niebla ojerosa
repica en las aldabas
de las casas sin abrir.

Una pareja que salta
los cincuenta
se despide en un portal
con un beso mordido a la intemperie
ella se queda, él se va
y me da el argumento
para ir recreando este cuento
todavía a medio hacer.

A ver si aún me da tiempo
hasta ese momento
en el que el sueño
se enrosque en la almohada,
digo en la albada,
antes de caer.

sábado, 4 de febrero de 2017