lunes, 20 de enero de 2014

Manuel Delgado: "El animal público"

Hemos definido la ciudad
a través de círculos de indiferencia,
los demás son eventualidades,
extras de nuestra pelicula,
tan solo la ventana con luz
del edificio de enfrente.

En la ciudad convivimos con gente
que en distinto grado no nos importan
como el chino de  Manchuria
que haríamos morir sin remordiminto,
si de ello dependiera
tener un coche nuevo.

Vínculos precarios
más soledad,
eso son las ciudades
un fluir de soledades sin transcendencia
que se juntan y se separan
casi al azar.

La ventana indiscreta
el opositor en el metro de ciudad ajena
el viajante accidental a Bucaramanga
Nueva Dehli desde el Rickshaw
el comensal en el bar de funcionarios
el señor que apenas se vé en la grada alta
del Camp Nou,
el calidoscopio infantil
el wallflower en la discoteca
que mira con divertimento a los demás,
los juegos en los que participamos
las relaciones (anónimas)
digo pseudónimas.

Así es como nos relacionamos
en el trabajo,
como si fueramos el avatar
el nick divertido
el perfil inventado
que oculta
con pseudoónimo
nuestros nombres verdaeros
como en la red.

La ciudad
no genera
relaciones anónimas
me estoy dando cuenta
que más bien son relaciones pseudónimas.



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