Un perro llamado Leal

Nos damos tanta importancia
cuando pensamos
en trascendente,
cuando hablamos
como si nos oyeran
cuando deletreamos en un blog
para veinte seguidores
frases redondas,
cuando nos sentimos ofendidos
por nimiedades.

Nos damos tanta importancia
que de vez en cuando
viene bien leer cosas sencillas
un cuento limpio
de bosques y animales,
como Un perro llamado Leal (de Sepúlveda)
y así sabernos faciles,
saber acortar por atajos
los caminos angostos
y no empeñarnos en procesar lo que viene dado.

Lo complejo está sobrevalorado.
simplificar, ordenar, limpiar
dicen los sabios del management,
(en japonés que queda mejor).

Las cosas suelen ser lo que parecen,
(la mayoría de las veces)
si anda como un pato,
nada como un pato
y vuela como un pato,
puede que sea un cocodrilo,pero seguramente será un pato.

La visión constante del periodista deportivo
la noticia de hoy que muere mañana
la afrenta de ahora
enseguida quedará condonada
porque no hay titular que mil dias dure.

Hay demasiados boxeadores
con puños de acero
y mándibulas de cristal,
gente que golpea con saña
si le toca dar,
pero que besa la lona
a la primera afrenta pueril.

No me cae bien la gente
que hace de trapero
"Bueno, pues molt bé, pues adios"
solo quien resiste gana,
solo quien contesta argumenta
nunca quien calla.