viernes, 1 de abril de 2022

Un viernes para siempre

Se fueron todos

al final solo quedó la tarde

eran las cuatro, 

palabras sedientas que se fueron alargando

hasta que aquel viernes de abril se fue haciendo sábado.


No recuerdo sino el primer amor a risas

en aquella mañana en tu piso al despertarnos

hacia sol, mucho sol

compramos tres libros en la cuesta Moyano

uno de Cabrera Infante, otro de Sepulveda y un tercero de Bolaño.


De repente, la vida se nos hizo domingo entre los brazos

follamos mucho, 

no salimos hasta el nuevo día de tu cuarto

solo recuerdo la ducha fría, mi camisa de lino, tu vestido de verano

y que dábamos envidia por la Plaza de Santa Ana 

paseando.


Me dejaste en la estación de Atocha

a las nueve menos cuarto 

y prometimos volver a encontrarnos,

sabíamos que nos mentíamos.

 

Solo alguna mañana de abril, como hoy

mientras releo Tres tristes tigres 

y te imagino con los detectives de Bolaño

quiero creerme 

que aun nos recordamos.