Siento un cansancio
que linda con el desasosiego
un desasosiego
rallano con la incertidumbre
una incertuidumbre
lindera con el malestar;
un malestar que incita al odio
y un odio que es amigo del desprecio.
Cuando desprecio, de alguna manera aprecio
y no quiero apreciar
sino sentirme distante
sin nada tangencial con ellos
que ni siquiera me rocen,
nada tengo que ver
nada quiero tener;
ni siquiera sus sombras
que me intuyan,
al distanciarme.
Lejos, nada;
ni relación;
olvidaré sus apellidos,
quiero pasar por sus vidas
sin aparecer en sus sueños
sin que me recuerden,
como una anecdota en su peripecia
como una muesca en su letargo.
Mi mayor consuelo es que nazcan y mueran
sin referencia
sin obituario
sin reseña
solo mierda efimera.