Hay dias en los que espero la noche
como un tiempo
para escribir el membrete
y el remite de mis horas
en versos que se encandilan
solos
como aquellas conversaciones nuestras frente al mar.
Otros sin embargo,
guardo lo que pienso
en el escritorio
de mis sueños
como las cartas adolescentes
que se escriben sin enviar.